sábado, 16 de marzo de 2013

Hijo de Afrodita

Te escribo a ti, Amor, que pareces olvidado en la actualidad, o confundido, o ignorado. ¿Qué te ha pasado? Yo te lo diré: los tiempos han cambiado, y tú te has quedado anticuado, sumergido en esas historias de amor verdadero donde tu fuerza era incontrolable y donde te hacías memorable. Ahora que te has perdido, ahora que esas historias se esconden y nunca se encuentran, te escribo a ti, Amor, para recordarte nuestra eternidad, aunque yo tenga fecha de caducidad. Porque tú eres conocedor de mis secretos, a mi pesar, sabes de lo que soy capaz y de lo que no... Te temo Amor, porque me tienes a tus pies mientras celebro tu adoración por mi. Tú tiñes mis labios de un rojo que la sangre envidia y me proporcionas una esencia que las flores no pueden producir.
Nunca te olvido Amor, yo te veo escondido en las esquinas, colándote en cada beso, deslizándote entre los dedos de los enamorados, generando fuego en las miradas... Ahora sé Amor, hijo de Afrodita, que siempre estás presente.




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