viernes, 26 de abril de 2013

El sol que me supo a gris

Mi boca ha sido invadida por ese sabor metálico que tiene la sangre. Puedo mover los dedos, y de hecho los muevo frenéticamente mientras araño la tierra que se me incrusta en las uñas y que yace bajo mi espalda. Cada vez respiro más rápido, el aire se me escapa sin remedio y mis ojos secos de repente se han humedecido. Mi corazón palpita tan fuerte como aquellos tambores que me gustaba oír en los desfiles. La ropa que aun me cubre huele a muerte, a suciedad, a estúpida valentía. Estoy solo, y por primera vez el sol no me parece alentador. Sé que solo me queda esperar y repasar mentalmente y despacio cada uno de los motivos por los que me encuentro así, moribundo y deshecho.
Cierro los ojos y vuelvo a abrirlos, y ya no estoy aquí, estoy corriendo con algo entre los brazos, pero. . .no consigo recordar que era exactamente, algo de vital importancia sin duda. Ah, y había tres hombres que también corrían, aunque no conmigo.
Me caí, aquello que tenía entre los brazos se quejó un instante, me levanté con la mayor prisa posible. Mis pies ya iban a ponerse en marcha de nuevo cuando pasó algo que me heló la sangre. Algo de punta redondeada me presionó la espalda y mis pupilas se ensancharon imperceptiblemente. Abracé aquello que lloriqueaba en mi regazo y luego lo solté en el suelo, lejos de mi.
Lo último que escuché fueron risas, risas que estoy seguro no eran de alegría, y luego un sonido sordo que provocó el vuelo improvisado de varias aves que hasta entonces habían sido testigos silenciosos de mi carrera.
Caí de bruces contra el suelo, ya no oía nada, la vista se me nublaba, se me despedazaba el alma. No sé por qué me invadió el deseo de darme la vuelta, de mirar el cielo. Y eso hice, acabando con las pocas fuerzas que me quedaban.
Es todo lo que mi mente consigue reproducir. Ahora miro el cielo y pienso en ese Dios en el que creo incondicionalmente, del que estoy seguro no será mi salvador.
Me pregunto si estoy siendo egoísta, y es que cuando pienso en que todo ha acabado para mi no puedo evitar sentirme feliz.
Perdonadme, os dejo una guerra que concluir, un mundo gris.

domingo, 21 de abril de 2013

Ermitaño

Los ojos son el espejo del alma, pero los tuyos son negros como el carbón, opacos.
De fruncir tanto el ceño se te ha quedado una expresión amargada. Miras con recelo y sin sentimiento a todo aquel que pasa por tu lado, desprendiendo escarcha por tus poros, alejando al que se atrevió a acercarse. Pareces un espectro, casi te mueves etéreo, con la cabeza alta a pesar de no tener nada por lo que sentirte orgulloso. Tu voz es oscura, es aullido en la noche, tu voz es atrayente miel amarga, placer que daña.
Eres un revoltijo de telas y colores apagados donde el blanco níveo de tu piel resalta tristemente. ¿Quién te robó el corazón? ¿Quién te destrozó el alma? Nunca lo sabré, pues tus finos labios, capaces de herir sin puñal, temen como el cordero teme al lobo pronunciar su nombre.
La vida ya no es lugar para ti, eres casi un ermitaño (me extraña que no lo seas ya por completo), pero en el fondo odias que nadie te alcance, que todos huyan despavoridos, que se den por vencidos tan pronto. Te mueres por calor humano, tu lengua viperina ansía entrelazarse con otra, tu manos necesitan aprender de nuevo a tocar . . .

Yo te he observado desde la lejanía (tal y como tú lo haces), y he podido ver a través de esa máscara de hierro que es tu piel.
He visto además que me miras, deja que yo te mire a ti.

domingo, 14 de abril de 2013

Ventana

No te miraré a los ojos, no rozaré tu mano, no palparé tus labios y tampoco te pediré que me sigas. Estoy vacía. Los días de sol ya no me calientan, el frío ya no enrojece mi nariz, el olor a té ya no me excita, tu pasión no es amor. No lo es, no, y me ahoga. Estás sellado en mi recuerdo, tu voz se cuece en mi cabeza a fuego lento y mi sangre está llena de la tuya. Noches, solo noches...No me importó ser tu pañuelo de lágrimas y sí, fui egoísta, porque en el fondo esperaba convertirme en todo aquello que ella fue para ti. ¡Qué tonta fui! No supe leer tus pupilas, no supe ver que estabas roto y que aunque pasara el tiempo eso nunca iba a cambiar. Sé que, sin embargo, no quieres que me vaya, sé que soy el clavo ardiendo al que te agarras como si la vida se te fuera en ello. Vives consumido por un pasado que nunca se irá, para ti solo soy una ventanita en la que se refleja el presente. No te engaño, no quiero que un ''adiós'' que no salió de mis labios me condene y es que hablar contigo es como escuchar el lamento camuflado de Eco. Pérdóname, perdóname por no haber visto que tu dolor me arrastraría con él, perdóname por cerrar la ventanita. Me voy, me marcho ahora y tú...bueno, tú ya te fuiste hace mucho tiempo.


martes, 9 de abril de 2013

Escribir

A ella le gusta observar a la gente que va de aquí para allá, analizar su ropa, sus gestos, sus ojos. . .e imaginar su historia. Era capaz de leer las letras de la piel, de traducir el sonido de una risa y de codificar el de un llanto. Era divertido.
-Miras con demasiada intensidad a la gente.
-No miro.
-Ya, observas. . .
-Exacto.
-Con demasiado interés de todos modos.
-Es así como debe hacerse.
A ella le gusta escribir con la tinta de la curiosidad.

domingo, 7 de abril de 2013

Cuento de realidad

Sé que me tachan de arrogante cuando afirmo que nuestro amor es el más grande. . .Ellos piensan que me equivoco, sé que tú también. Que sé que no crees en películas y sin embargo me haces sentir que estoy en una. Últimamente vivo entre hojas de papel y me exprimo el cerebro intentado averiguar cómo expresar todo lo que desatas en mi. . .sin éxito. Tú y yo no somos como todo el mundo, tú y yo desafiamos al amor moderno y luchamos en nombre del de los cuentos. . .y ni siquiera te lo imaginas. . .Eres demasiado lógico para darte cuenta y yo demasiado fría para decírtelo, ¿qué más da? Tus besos dulces curan los surcos salados de mis lágrimas aunque sea diabética. Tú, tú, siempre tú. . .he caído en la trampa de todos los locos, yo, por tu culpa. . .Tú y yo nunca opinamos igual, pero tú y yo tenemos en común algo que muchos creen extinto. No te voy a decir que es, no. Tú ya lo sabes.